El coro de Pequeños Cantores del Santo Cristo fue
uno de los coros de la Iglesia del Santo Cristo del
Buen Viaje, en La Habana, Cuba. Tuvo una breve pero
feliz vida de ocho años, entre 1952 y 1960. Se
fundó como se extinguió, por pura casualidad o,
digamos, por la divina providencia, que así lo
dispuso. Una señora había dado unas clases de música
a unos niños de tercer grado en la Escuela
Parroquial. La señora se enfermó y alguien, que
conocía a Guillermo Romagosa de la Universidad,
propuso al Padre McKniff que le invitara para que
continuara las dichas clases. De las conversaciones
que tuvieron lugar, salió la idea de organizar un
coro litúrgico de pequeños cantores para la iglesia.
Así se fundó el coro de Pequeños Cantores del Santo
Cristo, con el beneplácito del Párroco, con el
idealismo del maestro, porque se enfermó una señora
maestra de música y porque --importantísimo-- los
niños se quisieron quedar a ensayar día tras día
después de terminadas sus labores escolares.
Inicialmente la
Srta. María Molina [ahora Sra. María Molina Vda. de
Noste], maestra de Tercer Grado de Varones, quedó de
enlace entre la Escuela Parroquial y el coro. La
Sra. Directora de la Escuela, Sra. Imelda Rivero de
López, y el profesorado cooperaron a la formación y
mantenimiento del coro. Fue un esfuerzo común que
dio abundante fruto.
Al principio, el coro se nutría exclusivamente de
las filas de la Escuela Parroquial, pero sus puertas
fueron pronto abiertas a todos los niños de la
barriada ante las numerosas solicitudes de admisión.
Sólo había que dar el mi bemol de ''no temáis una
muerte gloriosa'' del Himno Nacional,
y ya parecía que tenías el pie en la puerta. No era
tan fácil, pero por ahí empezaba el proceso...
Ciertamente, para ser un coro que al principio
cantaba canto gregoriano nada más, no es fácil de
explicar ni el cómo ni el por qué de su atracción a
los muchachos.
Pronto el coro comenzó a cantar villancicos en
Navidad. Por ahí comenzaron las voces. Luego se le
unieron algunos tenores y bajos jovencitos, como
miembros de una schola
gregoriana. Fue con ellos que se logró cantar
polifonía y otra música a cuatro voces mixtas por
primera vez. Uno de los primeros cantos a voces
mixtas fue el Oh Bone Jesu,
de Palestrina, que por sencillo es difícil. Fue uno
de los favoritos del coro durante su breve
existencia.
El
coro se afilió a una organización
internacional de coros llamada
Pueri Cantores,
auspiciada por la Iglesia
Católica y con sede en París. El
Señor Arzobispo Coadjutor de La
Habana, Dr. Evelio Díaz y Cía,
amigo, benefactor y promotor del
coro, ofició la primera investidura
del coro con amito, alba, cíngulo,
cruz de madera y cantoral, en la
iglesia parroquial del Santo Cristo.
El director del coro asistió a un
congreso internacional de
Pueri Cantores en
el Santuario de Lourdes, Francia, en
1958. Luego visitó la sede en París,
donde se le brindó hospitalidad. Las
actividades de los Pequeños Cantores
se desenvolvían principalmente en la
Iglesia parroquial, pero no le
faltaban invitaciones a cantar en
otros sitios. Fueron sus menesteres
cantar en la Misa Parroquial
dominical, en las fiestas solemnes y
funerales. Durante las Navidades el
coro daba conciertos de villancicos
en lugares públicos, en comercios,
hogares de ancianos y muchos otros
sitios, para levantar el espíritu
cristiano de la Navidad. También se
distinguía el coro por su
participación en los oficios de
Semana Santa, donde hacía gala del
canto gregoriano y la polifonía.
El coro se formó
bajo la influencia del movimiento litúrgico, antes del Concilio
Vaticano II, que, entre otras cosas, promovía el canto gregoriano y
la participación del pueblo en el canto del ordinario de la Misa.
En el Santo Cristo se promovió el canto de la
Missa Orbis Factor y la
Missa Alme Pater, con el Credo
I. Ya la Acción Católica había promovido el canto de
la Missa de Angelis con el
Credo III. La música a voces vino después, una vez
que los pequeños ya tenían todo un repertorio gregoriano. Con la
Coral de Acción Católica se promovió el canto de una misa de Joseph
Gelineau, S.J., para cuatro voces mixtas y pueblo, [Messe
Responsoriale a l'unisson ou 4 voix mixtes et accompagnement d'orgue
ou harmonium. 1953], que se cantó por vez
primera en el Congreso Católico de 1959 y luego se cantó en la
Catedral de La Habana en la Misa del Crisma y en dos ordenaciones
episcopales.
El coro se
caracterizó por el interés que los niños siempre exhibieron por la
música. Los muchachos mostraban gran fidelidad, les gustaba cantar
y se sentían muy orgullosos de pertenecer al coro. Cantaron muchas
veces en la Catedral de La Habana, en las ordenaciones episcopales
de Monseñor Eduardo Boza Masvidal y Monseñor José Maximino Domínguez
como obispos auxiliares de La Habana y de Monseñor Manuel Rodríguez
Rozas como obispo de Pinar del Río. También cantaron en numerosas
fiestas patronales y otras ocasiones festivas. Los pequeños
disfrutaban especialmente las salidas a cantar en la Ermita de los
Catalanes, porque allí cantábamos el Virolai
y algunos villancicos en catalán, lo que halagaba muchísimo a los
fieles. En la Ermita el coro fue siempre bien acogido. Con los
donativos recibidos allí y en otros sitios donde cantábamos por
invitación se ayudaba a
pagar clases de música y otras clases a los niños.
La Coral de Acción Católica y su directora, la Srta.
Marta Fernández Morrell, tomaron mucho interés en el
coro y lo invitaron a participar en algunos de sus
conciertos y misas. Otros amigos y benefactores del coro lo fueron el
Nuncio Apostólico Monseñor Luigi Centoz, que, como
el Señor Arzobispo Evelio Díaz, mostró mucho interés
en el coro y le invitó a cantar varias
veces. El Señor Nuncio se interesó por el repertorio
litúrgico del coro e intercambió partituras
musicales con el director. El Sr. Jesús Pernas, que
donó los uniformes del coro [pantalón azul marino,
camisa blanca de mangas largas y corbata negra] y los
materiales para hacer sotanas y sobrepellices, así
como amitos y albas. El Sr. Hugo Capestany y la
Sra. Doña Panchita Gandarilla Vda. de Álvarez, que siempre
subvencionaron muchos de los gastos del coro. El
Reverendo Padre Fr. Philip Colgan, O.S.A., párroco
de la iglesia de St. Clare of Montefalco, Grosse
Point, Detroit, que profesaba gran admiración por el
coro y que estuvo a punto de patrocinar una serie de
conciertos en los Estados Unidos que no se llegaron
a dar [ver más abajo]. Las Madres de María
Reparadora, que propiciaron un viaje a Camagüey y
organizaban la fiesta anual navideña. El
Señor Antonio Villasana Campos, padre de dos de los
cantores fundadores, desde el principio nos
proporcionó todos los cuadernos con pentagramas y
tetragramas para el gregoriano, y mantuvo los libros de
cada cantor encuadernado y reparado.
La Directora y
el personal docente de la Escuela Parroquial, que
dieron su constante apoyo. Finalmente,
dos personas: la siempre fiel sacristana del Cristo,
Regina Facundo, ya difunta, que
por años con toda paciencia cosió y mantuvo las
sotanas y albas del coro. Y la persona, nombre
desconocido, que prestaba su finca en las afueras de
La Habana para que el coro disfrutara de ella todos
los sábados del año que quisiera.
El coro se quedó
sin director cuando éste viajó a los Estados Unidos en 1960 para
concertar una gira del coro y luego no pudo regresar a Cuba por
razones de familia. Muchos miembros del coro también viajaron a
Estados Unidos y a otros países. Otros residen en Cuba.
Estamos tratando de encontrar a nuestros compañeros donde quiera que
estén.
En Cuba, entre
1952 y 1960, existió un excelente coro de niños, los Pequeños
Cantores del Santo Cristo, Pueri Cantores,
que sostuvo un alto nivel litúrgico-musical para mayor gloria de
Dios y honra de la cultura cubana.
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E-mail
:
coro@iglesiadelsantocristo.org
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